ATAQUE CARDIACO
- salud natural
- 1 jun 2018
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Ataque cardíaco
Un ataque cardíaco se produce cuando se bloquea el flujo sanguíneo al corazón, muy a menudo, por una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias, que forman una placa en las arterias que alimentan el corazón (arterias coronarias). La interrupción del flujo sanguíneo puede dañar o destruir una parte del músculo del corazón.
Un ataque cardíaco, también conocido como «infarto de miocardio», puede ser mortal, pero el tratamiento ha mejorado drásticamente con los años. Es fundamental, buscar atención médica de urgencia si crees que tienes un ataque cardíaco

Síntomas
Algunos de los signos y síntomas frecuentes de los ataques cardíacos son los siguientes:
Presión, opresión, dolor, o sensación de compresión o dolor en el pecho o en los brazos, que puede propagarse hacia el cuello, la mandíbula o la espalda
Náuseas, indigestión, ardor de estómago o dolor abdominal
Falta de aire
Sudor frío
Fatiga
Aturdimiento o mareos repentinos
Los síntomas del ataque cardíaco pueden variar
No todas las personas que tienen ataques cardíacos presentan los mismos síntomas ni la misma gravedad de los síntomas. Mientras que algunas personas tienen dolores leves, otras sienten dolores más intensos. Algunas personas no tienen síntomas, y, en el caso de otras, el primer signo puede ser un paro cardíaco repentino. Sin embargo, cuantos más signos y síntomas presentes, mayor será la probabilidad de que estés teniendo un ataque cardíaco.
Algunos ataques cardíacos aparecen de repente, pero muchas personas tienen signos y síntomas de advertencia con una anticipación de horas, días o semanas. La primera advertencia puede ser un dolor de pecho recurrente (angina de pecho) que se desencadena por un esfuerzo y se alivia con el descanso. Una disminución temporal del flujo sanguíneo en el corazón provoca la angina de pecho.
Un ataque cardíaco se diferencia de la afección en la que el corazón se detiene de repente (un paro cardíaco repentino, el cual ocurre cuando una alteración eléctrica interrumpe la acción de bombeo del corazón y provoca que deje de circular sangre hacia el resto del cuerpo). Un ataque cardíaco puede ocasionar un paro cardíaco, pero no es la única causa.
Cuándo consultar al médico
Actúa de inmediato. Algunas personas esperan demasiado porque no reconocen los signos y síntomas importantes. Toma estas medidas:
Llama al servicio de emergencias médicas. Si sospechas que estás teniendo un ataque cardíaco, no dudes. Llama de inmediato al número local de emergencias. Si no puedes acceder a los servicios médicos de emergencia, pídele a alguien que te lleve al hospital más cercano. Conduce tú mismo solo si no hay otra opción. Dado que tu afección puede empeorar, si conduces, te pones en riesgo a ti y a los demás.
Toma nitroglicerina si te la recetó el médico. Tómala como te lo indicaron mientras esperas la ayuda de emergencia.
Toma aspirina si así te lo recomendaron. Tomar aspirina durante un ataque cardíaco puede reducir el daño al corazón, ya que ayuda a impedir que la sangre se coagule. No obstante, la aspirina puede interactuar con otros medicamentos, así que no tomes aspirina a menos que el médico o el personal médico de emergencia te lo recomienden. No demores en llamar a tu para tomar la aspirina. Primero, solicita ayuda de emergencia.
Qué hacer si ves que alguien está teniendo un ataque cardíaco
Si encuentras que alguien está inconsciente, primero llama a un servicio de emergencias médicas. Luego, comienza a realizar reanimación cardiopulmonar (RCP) para mantener el flujo sanguíneo. Presiona rápido y con fuerza el pecho de la persona, a un ritmo relativamente rápido: entre 100 y 120 compresiones por minuto. No es necesario controlar las vías respiratorias de la persona ni darle respiración boca a boca a menos que estés entrenado en reanimación cardiopulmonar.

Causas
Los ataques cardíacos se producen cuando una o más de las arterias coronarias se obstruyen. Con el paso del tiempo, las arterias coronarias se pueden estrechar debido a la acumulación de diversas sustancias, como el colesterol (ateroesclerosis). Esta afección, que se conoce como «enfermedad de las arterias coronarias», provoca la mayoría de los ataques cardíacos.
Durante un ataque cardíaco, una de estas placas se puede romper y derramar colesterol y otras sustancias en el torrente sanguíneo. Se forma un coágulo sanguíneo en el lugar de la rotura. Si el coágulo es grande, puede obstruir por completo el flujo de sangre en la arteria coronaria.
Otra causa de ataques cardíacos es el espasmo de una arteria coronaria que interrumpe el flujo de sangre a una parte del músculo cardíaco. El consumo de tabaco o drogas ilegales, como la cocaína, puede provocar un espasmo que puede poner en riesgo la vida. También se puede producir un ataque cardíaco debido a un desgarro en una arteria del corazón (disección espontánea de arterias coronarias).
Factores de riesgo
Algunos factores contribuyen a la acumulación de depósitos de grasa no deseada (aterosclerosis) que estrecha las arterias en todo el cuerpo. Puedes mejorar o eliminar varios de estos factores de riesgo para reducir las posibilidades de sufrir un primer ataque cardíaco u otros posteriores.
Algunos de los factores de riesgo de un ataque cardíaco son los siguientes:
Edad. Los hombres de 45 años o más y las mujeres de 55 años o más tienen una mayor probabilidad de tener un ataque cardíaco que los hombres y las mujeres más jóvenes.
Consumo de tabaco. Fumar y la exposición por largo tiempo al tabaquismo pasivo aumentan el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
Presión arterial alta. Con el tiempo, la presión arterial alta pude dañar las arterias que nutren el corazón al acelerar la ateroesclerosis. Cuando la presión arterial alta se da junto con obesidad, consumo de tabaco, colesterol alto o diabetes, aumenta aún más el riesgo.
Niveles altos de colesterol o triglicéridos en sangre. Es muy probable que un nivel alto de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL, el colesterol «malo») estreche las arterias. Un nivel alto de triglicéridos, un tipo de grasa que se encuentra en la sangre y que proviene de la dieta, también aumenta el riesgo de un ataque cardíaco. Sin embargo, un nivel alto de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL, el colesterol «bueno») reduce el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
Diabetes. La insulina, una hormona secretada por el páncreas, permite que el cuerpo utilice la glucosa, un tipo de azúcar. Tener diabetes (no producir suficiente insulina o no responder a la insulina de manera adecuada) provoca que los niveles de azúcar en sangre del cuerpo aumenten. La diabetes, en especial cuando no está controlada, incrementa el riesgo de un ataque cardíaco.
Antecedentes familiares de ataques cardíacos. Si tus hermanos, padres o abuelos han tenido ataques cardíacos a una temprana edad (antes de los 55 años en los hombres y de los 65 años en las mujeres), puedes tener un mayor riesgo.
Falta de actividad física. Un estilo de vida inactivo contribuye a tener un nivel alto de colesterol en sangre y obesidad. Las personas que hacen ejercicios aeróbicos con regularidad tienen un estado cardiovascular mejor, lo que disminuye el riesgo general de sufrir un ataque cardíaco. El ejercicio también es beneficioso para reducir la presión arterial alta.
Obesidad. La obesidad está relacionada con el nivel alto de colesterol en sangre, el nivel alto de triglicéridos, la presión arterial alta y la diabetes. Sin embargo, bajar simplemente un 10 por ciento del peso corporal puede reducir el riesgo.
Estrés. Es posible que respondas al estrés de maneras que pueden aumentar el riesgo de tener un ataque cardíaco.
Consumo de drogas ilegales. Usar drogas estimulantes, como la cocaína o las anfetaminas, puede provocar un espasmo de las arterias coronarias y causar un ataque cardíaco.
Antecedentes de preeclampsia. Esta afección causa presión arterial alta durante el embarazo y aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas de por vida.
Antecedentes de enfermedades autoinmunitarias, como artritis reumatoide o lupus. Las afecciones como la artritis reumatoide, el lupus y otras enfermedades autoinmunitarias pueden aumentar el riesgo de tener un ataque cardíaco.
Complicaciones
Las complicaciones suelen estar relacionadas con el daño sufrido por el corazón durante un ataque cardíaco. El daño puede causar:
Ritmos cardíacos anormales (arritmias). Pueden producirse «cortocircuitos» eléctricos, que provocan ritmos cardíacos anormales, que a veces pueden ser graves y hasta mortales.
Insuficiencia cardíaca. Es posible que un ataque dañe tanto tejido cardíaco que el músculo cardíaco restante no pueda bombear adecuadamente la sangre hacia afuera del corazón. La insuficiencia cardíaca puede ser temporal o una afección crónica como resultado de un daño extenso y permanente al corazón.
Rotura de tejidos cardíacos. Es posible que las áreas debilitadas del músculo cardíaco se rompan, lo cual produce un hueco en una parte del corazón. Esta rotura suele ser mortal.
Problemas en las válvulas. Las válvulas del corazón dañadas durante un ataque cardíaco suelen presentar problemas graves de filtraciones.
Prevención
Nunca es tarde para tomar medidas para prevenir un ataque cardíaco, incluso si ya has sufrido uno. A continuación te ofrecemos formas de prevenir un ataque cardíaco.
Medicamentos. Tomar medicamentos puede reducir el riesgo de sufrir ataques cardíacos subsiguientes, así como ayudar a que el corazón dañado funcione mejor. Continúa tomando los medicamentos que te indique el médico, y pregúntale con qué frecuencia tienes que controlarte.
Factores relacionados con el estilo de vida. Ya conoces las reglas: mantén un peso saludable con una dieta saludable para el corazón, no fumes, haz ejercicio regularmente y controla el estrés y las afecciones que pueden provocar un ataque cardíaco, como la presión arterial alta, el colesterol alto y la diabetes.
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